La mayoría de los libros sólo distraen, divierten y entretienen. Son pocos los textos que nos hacen pensar, meditar, cuestionar, sacar nuestras propias conclusiones, expresarlo y hacernos escuchar.Este libro hace todo eso, además que entretiene, nos actualiza con temas muy recientes como: guerras, política, crisis financieras, ideologías, amor, desamor, aventuras, temas existenciales y mucho más en modo de poemas que no son nada tibios, tímidos, ni cursis. También encontrarán versos que el lector tendrá la libertad de tomarlos en forma literal, figurado y/o metáforas.El Evangelio de Leocifér obsequia títulos sugestivos y atrevidos como: /Dios perdió todas las guerras/, /Disfraces negros/, /Te venderán/, /Arenga anarquista/, /No me juzgues/, entre otros. También pensamientos como: –“Recorrí el mundo en busca de riquezas y olvidé revisar los corazones”., –“Existen tres lugares sagrados en mí que no los lleno con cualquier cosay son: mi estómago, mi corazón y mi cerebro”., entre otros.En un mundo lleno de los políticamente correctos, de la cultura del victimismo, del ofendido, de los que se hacen los tontos, de los callados y de los comprados, el poeta tiene la obligación de decir lo que siente y sin pedir disculpas, ni perdones.

La mayoría de los libros sólo distraen, divierten y entretienen. Son pocos los textos que nos hacen pensar, meditar, cuestionar, sacar nuestras propias conclusiones, expresarlo y hacernos escuchar.Este libro hace todo eso, además que entretiene, nos actualiza con temas muy recientes como: guerras, política, crisis financieras, ideologías, amor, desamor, aventuras, temas existenciales y mucho más en modo de poemas que no son nada tibios, tímidos, ni cursis. También encontrarán versos que el lector tendrá la libertad de tomarlos en forma literal, figurado y/o metáforas.El Evangelio de Leocifér obsequia títulos sugestivos y atrevidos como: /Dios perdió todas las guerras/, /Disfraces negros/, /Te venderán/, /Arenga anarquista/, /No me juzgues/, entre otros. También pensamientos como: –“Recorrí el mundo en busca de riquezas y olvidé revisar los corazones”., –“Existen tres lugares sagrados en mí que no los lleno con cualquier cosay son: mi estómago, mi corazón y mi cerebro”., entre otros.En un mundo lleno de los políticamente correctos, de la cultura del victimismo, del ofendido, de los que se hacen los tontos, de los callados y de los comprados, el poeta tiene la obligación de decir lo que siente y sin pedir disculpas, ni perdones.